El ex presidente demócrata de 82 años también recibió fuertes críticas del actual vicepresidente J. D. Vance: «Se puede separar el deseo de que tenga un buen desenlace de salud del hecho de reconocer que, ya fueran los doctores o el personal que rodeaba al expresidente, sabían de su situación. No creo que fuera capaz de hacer un buen trabajo por el pueblo estadounidense».
Joe Biden nunca había recibido un diagnóstico de cáncer de próstata antes de la semana pasada y, previo a ese suceso, se había hecho un análisis de sangre hace once años para detectar la enfermedad, dijo este martes 20 de mayo un portavoz del ex presidente de Estados Unidos. Esta declaración se produce después de que el presidente Donald Trump declarara el lunes pasado que estaba sorprendido que la enfermedad de su predecesor no hubiera sido informada “desde hace tiempo”, lanzando la teoría conspirativa de que los demócratas habían ocultado deliberadamente esa información.
“La última prueba PSA (de antígeno prostático específico) conocida del presidente Biden fue en 2014. Antes del viernes, el presidente Biden nunca había sido diagnosticado con cáncer de próstata”, expresa el comunicado que el vocero del referente demócrata envió a la agencia AFP.

La oficina de Biden había anunciado, este domingo 18 de mayo, que el ex mandatario de 82 años había sido diagnosticado con un cáncer de próstata que ya se había extendido a los huesos, poco después de que le encontrarán un nódulo en la glándula prostática.
El diagnóstico, realizado luego de una revisión médica motivada por síntomas urinarios crecientes, reveló un puntaje Gleason de 9 y la presencia de metástasis ósea, lo que se traduce en una forma avanzada y agresiva del cáncer que repercute directamente en el pronóstico y tipo de tratamiento.
Según indicó TIME, el cáncer detectado en el exmandatario estadounidense es sensible a hormonas, lo que permite considerar alternativas terapéuticas eficaces.
El mensaje de Biden y las sospechas del vicepresidente J. D. Vance
“El cáncer nos afecta a todos. Como muchos de ustedes, Jill y yo hemos aprendido que somos más fuertes en los momentos difíciles. Gracias por animarnos con amor y apoyo”, escribió el ex presidente el 19 de mayo en su cuenta de X, y subió una foto junto a su esposa Jill.
J. D. Vance, actual vicepresidente de Estados Unidos, cuestionó al referente demócrata, dando a entender que ocultó su enfermedad durante mucho más tiempo del que declara: “Realmente necesitamos ser honestos sobre si el ex presidente era capaz de hacer su trabajo”.

Y agregó: “Se puede separar el deseo de que tenga un buen desenlace de salud del hecho de reconocer que, ya fueran los doctores o el personal que rodeaba al expresidente, sabían de su situación. No creo que fuera capaz de hacer un buen trabajo por el pueblo estadounidense. De alguna manera, lo culpo menos de lo que culpo a la gente que lo rodeaba”.
Donald Trump Jr., el hijo mayor del presidente, también habló al respecto e insistió con la teoría conspirativa de su padre: “¿Lo que quiero saber es cómo la doctora Jill Biden ignoró una metástasis de cáncer en fase cinco o si se trata de otro encubrimiento?”
Además, mostró un video de Biden de 2022, en el que el entonces presidente dice: “Yo, y muchísima otra gente con la que crecí, tenemos cáncer”.
Cómo se determina la “agresividad” del tumor
El cáncer diagnosticado al ex mandatario obtuvo una puntuación de nueve sobre diez en la escala de Gleason, la cual grafica la “agresividad” del tumor. Para obtener esta puntuación, los médicos toman varias muestras -llamadas biopsias– de la próstata para medir la peligrosidad del cáncer.
Una puntuación de Gleason de nueve «significa que las células parecen muy anormales y que es probable que el cáncer crezca rápidamente«, explicó Justin Stebbing, investigador del cáncer en la Universidad Anglia Ruskin del Reino Unido, a la agencia de noticias francesa, AFP. De todos modos, la complicación en la enfermedad depende mucho de las condiciones de vida que enfrenta cada individuo, sumado a patologías previas.
De hecho, alrededor del 97% de los hombres diagnosticados de cáncer de próstata siguen vivos cinco años después. El problema es que el porcentaje desciende al 28-33 por ciento cuando el cáncer se extendió a los huesos, como en el caso de Biden, explicó Stebbing
«La próstata metastásica no tiene cura», declaró a AFP la oncóloga Natacha Naoun, del Instituto Gustave-Roussy de Francia. «Pero el tratamiento puede aumentar la esperanza de vida». Por otra parte, explican que al cabo de dos o tres años, «la terapia hormonal deja de funcionar y hay que pensar en otros tratamientos«. La quimioterapia suele ser una opción en estos casos, pero podría suponer un grave riesgo para un paciente de más de 80 años.
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