AFA, Superliga y clubes buscan las herramientas para afrontar la crisis

La pandemia del coronavirus golpeó al deporte y sus instituciones y crece la incertidumbre entre todos sus protagonistas.

El golpe fue muy duro y las secuelas, incalculables. Es como dormir con el enemigo las 24 horas. Salud, economía, educación, seguridad, gobernabilidad, todos penden de un hilo a raíz de la pandemia de coronavirus que afecta a todo el planeta.
Y el deporte no escapa de perder por una posible goleada y desde las principales asociaciones hasta los clubes más pequeños y de escasos recursos comenzaron a planificar en borradores lo que se viene.
Reducciones salariales, o pagos en cuotas, suspensión de premios, créditos blandos del gobierno, prorrateo de obligaciones comerciales y fiscales o revaluación de los contratos, muchos de los cuales vencen a mediado de año, son algunas de las “pesadillas” que dan vuelta en las mentes de dirigentes, deportistas y hasta de sus familias.
Además, a esto también se le suman la suspensión de pagos de los aportes patronales, las cargas sociales y a las obras sociales, una herramienta clave.
Pero si bien nadie tiene la “bola de cristal”, lo cierto es que hace 16 días que la pelota no rueda, que los estadios están vacíos, que los jugadores se entrenan dentro de sus casas, que los clubes licenciaron a (casi) todos sus empleados y cedieron sus instalaciones al servicio sanitario. Sin embargo, toda esa estructura requiere un mantenimiento. Sueldos que se multiplican por 30.000 trabajadores que viven de la redonda, incluyendo futbolistas, árbitros, médicos, utileros, cancheros y lo que se te ocurra. Nadie tiene la solución mágica al problema. 
Sin embargo, cuando en Europa los caminos conducen a una reducción salarial de los que calzan botines, la dirigencia del fútbol argentino maneja un plan de salvataje para los clubes para que todas las partes puedan cobrar lo que les corresponde.
Las cabezas visibles de esta movida son Claudio Tapia, como presidente de la AFA, y MARCELO TINELLI, como titular de la Superliga, aunque involucra a un montón de directivos.
Lo primero que se hizo (vías apps Zoom y WhatsApp) para entender la magnitud del problema que se enfrenta es hacer un relevamiento, club por club, de los ingresos y egresos y posibles dificultades en cuanto a: tickets -hoy no se venden entradas-, sponsors -pueden caerse o dejar de pagar-, cuotas sociales -posibles socios que se den de baja-, dinero por TV -para algunos representa hasta el 70% de sus presupuestos-, los contratos de los jugadores. Mientras MT y Cía. se ocupaban de eso en la Primera A, del lado de Chiqui activaron los llamados con el Ascenso Metro e Interior.
En un fútbol argentino que mira mucho hacia Europa, y en una Superliga que se rige por varios parámetros de las ligas top del Viejo Continente, también fueron fuente de consulta directivos de Barcelona, Bayern Munich, Valencia, Villarreal, Inter y directores de la Serie A (Luigi de Siervo) y la Liga (Javier Tebas) para analizar hacia dónde irá el fútbol por esta pandemia. Aunque mientras allá ya hay casos de recortes salariales -algunos decididos por los propios jugadores-, acá es lo que se quiere evitar. ¿Pero de qué manera?
Ahí es cuando, en paralelo, otros dos actores entran en escena: Sergio Marchi y el Gobierno. Porque desde Futbolistas Argentinos Agremiados están revisando los 4.000 contratos profesionales de jugadores (sólo 960 son de la Primera A): saben al detalle cuánto gana cada uno y tratarán de que todos cobren lo que les corresponde, como cualquier trabajador. 
El consenso de todos también será otro trabajo “virósico”.

+- A a

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