Cónclave de boliches para pedir al COE una extensión horaria

Actualmente trabajan hasta las 2 y quieren hacerlo “al menos” hasta las 4. Aseguran que hay competencia desleal con las confiterías que “distorsionaron el rubro”.

Propietarios de locales bailables de toda la provincia se reunirán hoy por la noche en Güemes para organizarse y posteriormente reunirse con las autoridades. Los reclamos son principalmente dos: pedir al COE la extensión de horario y mayor control en las confiterías que “desvirtuaron” su rubro.

Los bolicheros que se reunirán son alrededor de 50. Al igual que otros sectores, la pandemia los unió y comenzaron a organizarse desde el año pasado. El primer fin de semana de apertura, luego de 1 año y medio cerrados fue una prueba que aseguran, no pasaron.

La actividad está permitida con el 50% del aforo, sin embargo, aseguran que no llegaron ni a eso, sino que llegan a cubrir el 25% de la capacidad total. Los que avizoran un panorama más difícil son los que mayor estructura tienen, como el Mao Mao, que actualmente tiene una capacidad permitida de 700 personas. “Tuvimos un promedio de 250 personas, que no alcanza ni para cubrir los costos de boliche”, lamentó Jorge Villalobos, propietario del clásico local bailable ubicado en el ingreso de la ciudad. Al local de al lado tampoco le fue bien: “El viernes nos fue un poco mejor que el sábado, pero en definitiva metimos la mitad de la cantidad de lo que teníamos autorizados”, aseveró Mario Delaloye, un viejo conocedor del rubro.

Los bolicheros coinciden en que la baja convocatoria se debe a dos motivos, el horario y las confiterías. “Terminamos siendo la previa de las fiestas clandestinas”, lamentó Villalobos. El horario con el que funcionaban los locales bailables antes de la pandemia era hasta las 5 de la mañana. Ahora tienen permitido trabajar hasta las 2, por lo que abren a las 20.

“Necesitamos volver a la realidad urgentemente con los horarios más cerca del cierre normal, porque entre que las confiterías que distorsionan el rubro y las clandestinas, es todo un tema”, indicó Delaloye. “Nuestro principal enemigo primero eran las clandestinas, ahora las confiterías que realizan baile”, agregó.

El boliche de la “nueva normalidad” es muy diferente a lo que se conocía. Además de tomar la temperatura y la sanitización, se piden las dos dosis de la vacuna contra la COVID-19 y el ingreso es por burbujas. Una vez adentro, el grupo es dirigido hacia una mesa que tiene un perímetro marcado del que los clientes no pueden extenderse más que para ir al baño, mientras que los mozos atienden cada mesa.

“Muchas confiterías están con dj y hasta llevan grupos de música y hacen bailes y nadie controla las vacunas ni los protocolos porque no tienen policías adicionales como nosotros” se quejó Villalobos. 

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