Crisis hídrica: Cupos de agua y medidas de emergencia en el norte salteño

Se repartirá agua en camiones cisterna y solo hasta 1.000 litros por familia. Crecen las críticas por las obras de infraestructura que no se hicieron.

Una mamá que alista a sus hijos que concurren a un colegio privado y céntrico de la ciudad de Tartagal, sin haber ni siquiera podido bañarlos; un comerciante ubicado en uno de los mejores puntos de la ciudad que exhibe un cartel en el que reclama que hace 5 días no tiene agua y “les agredece” a los funcionarios actuales. Un huésped de un hotel céntrico que sube a sus redes sociales la imagen de un balde con agua de dudosa calidad con el que se bañó en las primeras horas de la mañana.

Esta realidad se repite en cada uno de los municipios del departamento San Martín que vive una dramática crisis hídrica. Lo peor es que aún no llegó el verano y las temperaturas ya trepan a los 40 grados. Desde las comunidades originarias más postergadas hasta las viviendas más elegantes del norte de la provincia, en los últimos días, ninguna tiene agua. Los estantes de los supermercados literalmente se vaciaron de agua envasada porque tal como están las cosas, nadie sabe en qué momento la situación puede ponerse aún peor.

Ante esta situación extrema, el Gobierno de la Provincia conformó ayer el Comité de Emergencia Hídrica para el departamento San Martín. Este ente, que tiene a la cuestionada empresa Aguas del Norte a la cabeza, dictó una serie de medidas como la entrega en camiones de agua a la gente y con cupos. Más allá de lo que se decidió, parece que a los norteños solo les queda rezar para que llueva lo antes posible.

Las medidas

El comité dispuso, en primer lugar, informar a los usuarios del servicio que se garantizará el uso prioritario del recurso para consumo humano, la contratación de camiones para provisión alternativa de agua potable y un incremento paulatino de este servicio hasta duplicar las horas actuales de prestación.

Se decidió, asimismo la distribución equitativa de agua potable a través de los camiones cisterna y nuevos cargadores de agua potable. En este sentido, la Policía de la Provincia relevará y controlará la prestación del servicio alternativo de agua para evitar inconvenientes.

Por otro lado, se resolvió la suspensión de los cortes programados de energía eléctrica, salvo situaciones en las que resulte indispensable, para garantizar el continuo funcionamiento de los pozos profundos de abastecimiento. Además, se fijó un cupo máximo de 1.000 litros diarios por familia.

  Vista de los integrantes del Comité de Emergencia Hídrica.

La realidad del departamento San Martín es que está sucediendo lo que nunca antes: el embalse El Limón, que por falta de obras y por la colmatación del dique Itiyuro vino a reemplazar a lo que años atrás fue un impresionante espejo de agua, nunca se había secado. Hoy las máquinas succionan lo último que queda en el lecho de El Limón.

Lo que aprovisiona por un par de horas a diferentes barrios de la ciudad de Tartagal son los pozos del acuífero Yacuy que comenzó a perforarse en el año 2006 y que debía sumar dos pozos en los últimos meses, pero las obras nunca se iniciaron. De Yacuy debía venir el acueducto que se anunció con bombos y platillos en el gobierno de Juan Manuel Urtubey cuando se tomaron millones de dólares con el Fondo de Reparación Histórica. La obra quedó a medias desde hace, por lo menos, tres años.

En Tartagal debía construirse una cisterna en la zona alta de Villa Güemes, donde toda el agua de los pozos y otros sistemas se almacenarían, pero esa tampoco se concluyó.

Obras

El interventor de Salvador Mazza, Adrián Zigarán, y la empresa Refinor, un año atrás decidieron perforar con recursos municipales y privados, respectivamente, dos pozos para que la localidad de frontera pudiera, en parte, independizarse del resto del sistema. A la Provincia le tocaba realizar las obras sobre superficie como perfilado y conexiones. Pero las inversiones no se hicieron.

En Mosconi, en la planta El Aguay, debían realizarse obras de acondicionamiento y mejoras de una instalación que la construyó YPF hace más de 7 décadas. “El acueducto de El Aguay se licitó, pero la empresa en lugar de comprar caños nuevos usaba los caños viejos de YPF que estaban tirados hacía más de 50 años. La mínima presión los hizo pedazos”, confió un operario de Aguas del Norte, cansado de los reclamos que no puede solucionar.

Hace dos meses, en una reunión en Tartagal, la Provincia anunció obras de agua y saneamiento por mil millones de pesos.

Con ese panorama, lo que vive el norte de Salta en materia de crisis hídrica es un final que nadie se anima a predecir; pero el ánimo de la gente está muy caldeado.

fuente: El Tribuno

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