Falta de servicios de rescate, alimentos y cobijo tras los dos terremotos en Turquía

Miles de personas han pasado la noche a la intemperie y crecen las denuncias de vecinos que aseguran que no han sido atendidos aún por los equipos de rescate.

Turquía desplegó rápidamente 13.000 efectivos de búsqueda y rescate tras los terremotos que sacudieron territorio turco y sirio el lunes, dejando más de 6.000 muertos. La cifra es altísima pero insuficiente dada la magnitud de la tragedia, según denuncian organizaciones humanitarias y civiles afectados por el seísmo. Ya son más de 4.500 muertos en Turquía y 1.800 en Siria, y los heridos ascienden a más de 30.000. Equipos de rescate, bomberos e incluso mineros de todas las provincias del país se han desplazado por tierra y aire a la zona afectada por el terremoto en las últimas horas. Las compañías aéreas han incrementado el número de vuelos conectados con la zona de la catástrofe para enviar cuánto antes ayuda humanitaria, pero también para poder trasladar heridos a hospitales de otras provincias del país. Mientras, centenares de hoteles que solo abren durante la temporada turística, han habilitado sus habitaciones para poder acoger a las miles de personas que se han quedado sin hogar. Las autoridades turcas han anunciado que más de 5.000 edificios se han derrumbado por el sísmo y aún se desconoce el alcance de infraestructuras que han quedado inhabitables tras el temblor.

Han pasado más de treinta horas desde el terremoto y aún hay edificios derrumbados con civiles bajo los escombros que no han sido atendidos por los equipos de emergencia, que no dan abasto. “Llevamos aquí un día entero pidiendo ayuda y aún no ha venido nadie. Escucho los gritos de alguien bajo un edificio y no puedo hacer nada”, cuenta Atakan Ersoy desde Elbistan, en Kahramanmaras, una de las provincias afectadas. “Es desesperante. Hace mucho frío, necesitamos ayuda. Hemos intentado sacar escombros pero solos no podemos”, añade.

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Al rescate de las personas atrapadas se le añade la dificultad de las condiciones climáticas. En la mayoría de provincias afectadas, un manto de nieve cubre los escombros y complica aún más el trabajo de los equipos de rescate.

Medios locales han registrado otros casos como el que denuncia Ersoy, en el que ningún equipo de rescate acude a un edificio derrumbado, en provincias afectadas como Gaziantep, Sanliurfa y especialmente en Hatay, en la costa Mediterránea. En su capital, Antakya, centenares de edificios se han derrumbado y los equipos de rescate trabajan sin pausa para sacar a supervivientes entre los escombros. Durante la noche, las luces de varios tractores iluminaban los edificios derrumbados y los servicios de emergencia pedían silencio para poder detectar signos de vida bajo los desechos. Los equipos no daban a basto y muchos cuerpos sin vida sacados de entre los escombros y cubiertos con mantas, han permanecido horas en la intemperie hasta que otro equipo se los ha llevado.

Asli Sever, voluntaria que llegó este martes a Antakya, señala que la ayuda humanitaria llega a cuenta gotas y que miles de personas han pasado la noche al raso. “En algunas zonas han pasado la noche sin electricidad, en descampados porque no había suficientes tiendas de campaña”, describe. “Falta comida y bebida, la gente tiene hambre. En algunos barrios incluso no hay comida para los equipos de rescate”, añade.

Severa crítica que las autoridades no están distribuyendo correctamente la ayuda humanitaria pero añade que el acceso a algunas zonas es muy complicado debido a la destrucción de carreteras tras el seísmo. “Hay zonas en las que no se ha podido llegar durante horas porque las carreteras están completamente rotas. Las primeras horas tras un terremoto son cruciales para poder salvar el máximo número de gente. Deberían enviar más ayuda con helicópteros, con aviones, a los sitios donde no llegan los coches”, asegura.


Por otro lado, cerca de 40 países han enviado equipos de rescate y ayuda humanitaria a Turquía, después de que Ankara activara la máxima alerta y pidiera ayuda internacional para gestionar los efectos del terremoto. Durante la mañana del martes llegaron a la base de la OTAN en Adana, en el sur de Turquía, dos aviones españoles con personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME), perros adiestrados y material humanitario para ayudar en las labores de rescate.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que declara el estado de emergencia durante tres meses en las diez provincias afectadas por el seísmo. “Hemos decidido declarar el estado de emergencia para garantizar que nuestro trabajo (de rescate y recuperación) se pueda llevar a cabo rápidamente”, señaló en una comparecencia de prensa. El mandatario turco aseguró que el estado de emergencia facilita el manejo de los equipos de rescate y el envío de ayuda financiera a las zonas afectadas, aunque no dio más detalles de qué implica la medida.

fuente: El Tribuno

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