Gastronómicos están en tiempo de descuento y esperan la habilitación para esta semana

El sector, a punto de quebrar, espera una respuesta de Nación.

Cada día que pasa la distancia para salir a flote se les hace más larga. Muchos empresarios gastronómicos salteños están en quiebra y desesperados por una mano de ayuda para evitar terminar ahogados por las medidas de aislamiento dispuesta por el COVID-19.

El gobernador Gustavo Sáenz dio a conocer el domingo pasado que ese día insistió al jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, con el pedido de permiso para habilitar la apertura de restaurantes y confiterías en la provincia, ya que solo la administración central tiene la potestad para esa autorización en distritos con la densidad poblacional como la de Salta.

“Seguramente en la semana tendremos respuestas”, adelantó el mandatario provincial.

Eduardo Kira, presidente de la Cámara Hotelera y Gastronómica de Salta, también dijo que en el transcurso de esta semana podría haber buenas noticias para el sector que se tuvo que adaptar en la coyuntura de la pandemia a trabajar exclusivamente con delivery o retiro de comida en los locales.

“Pensamos que podemos abrir a la brevedad, en el curso de esta semana, con las limitaciones correspondientes del caso. A la normalidad no vamos a volver no sé por cuánto tiempo, pero por lo menos necesitamos que haya una pequeña luz”, dijo ayer el dirigente empresarial en el programa “Sin filtro”, por Radio Salta.

“Tenemos que empezar de alguna manera, siempre respetando muchísimas normas”.

Los dueños de las pymes del sector gastronómico ni por cerca piensan en la apertura para volver a los niveles de ganancias como los que tenían antes de la aparición de la enfermedad del coronavirus que, por cierto, ya venían en baja. Solo quieren sobrevivir y evitar que sus emprendimientos no terminen por cerrar definitivamente.

Según adelantó Kira, se preparó un protocolo para que los restaurantes y confiterías funcionen con hasta el 50% de capacidad de cada local, con las mesas separadas por lo menos dos metros y en horarios reducidos.

“Lo único que espero es poder pasar todo esto sin dar por terminado mi negocio y poder mantener a mis empleados”, contó a El Tribuno Benjamín Torres, propietario de un bar en avenida San Martín y uno de los impulsores de la caravana de gastronómicos que se iba a realizar el sábado pasado, pero terminó suspendida.

“Estamos muy mal, necesitamos abrir. Hasta habilitaron las ferias americanas”.

El emprendedor dijo que empezó a hacer envíos a domicilio de pizzas y sándwiches pero las ventas son muy flojas. También se “la rebusca, junto a sus empleados, ofreciendo condimentos”. Está “en modo de supervivencia” y aún así debe hacer frente a un alquiler mensual de 75 mil pesos (una deuda que se le va acumulando) y a los gastos de las boletas de servicios.

Solo en luz, la última factura fue de $12 mil, según aseguró.

Desde la Provincia, anunciaron que se pusieron a disposición de los gastronómicos tres líneas de créditos: una de hasta $400.000 a través del Consejo Federal de Inversiones, a una tasa de 8%; la que ofrece el Banco Nación de hasta $250.000, con tasa subsidiada de un 12%, y una línea de hasta $50.000, con tasa cero, con fondos provinciales.

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