Sáenz y la herencia que se ve más allá de la nuca

Hubo tintes políticos, sí. Análisis de la herencia, también. Aunque en un tramo de su discurso el gobernador Gustavo Sáenz marcó moderación, luego trazó una descripción más crítica de lo que recibió en la Provincia. Es el momento de hacerlo.

“No se puede mirar el futuro con los ojos en la nuca. Evaluamos los errores pasados para no cometerlos”, dijo apenas arrancó su primera e inédita apertura de sesiones ordinarias. No obstante, cuando corrió el pesado y difícil velo de la pandemia del coronavirus y entró a desmenuzar la realidad profunda de Salta habló de las “altas tasas de mortalidad infantil” y el “precario esquema de centros de salud con relación a las necesidades, con falta de equipamiento y de suficiente personal”. Hizo notar que en los hospitales del interior “la carencia se agudiza”. “Las demandas han crecido y la infraestructura no ha acompañado ese crecimiento”.

Esta claro que en algunas zonas del Chaco salteño “las mejoras” en los últimos años fueron absolutamente discursivas. Sáenz, como gobernador, se topó duro y rápido con las muertes por hambre y falta de agua segura. Debe escandalizarnos más lo que reiteró ayer: más dos mil niños y niñas en el Chaco salteño y el norte están desnutridos y unos 10 mil en riesgo, la mayoría de la etnia wichi.

“Cuando comenzaron a llegar las noticias de los lamentables fallecimientos de nuestros hermanos, pobres de toda pobreza, desnutridos y vulnerables, dije con toda crudeza, pero también con toda sinceridad, que somos una provincia pobre. Las cosas hay que decirlas como son”, enfatizó el mandatario. Y no es solo la pobreza que marca el nivel de ingresos, es la carencia absoluta, la exclusión generacional, la falta de oportunidades y el desarrollo “carcasa”.

Al mirar solo el dinero que la gente tiene -o deja de tener- la caída fue sin atajo. En 2017 la pobreza monetaria alcanzaba al 24,8 por ciento de los salteños; en 2018 pasó a 37,7, y 2019 cerró con 45,5. A uno de cada dos salteños les falta plata para vivir con lo mínimo.

Sáenz no viene de otro planeta. Es consciente de lo que Salta necesita, ahora tendrá el desafío de ser el piloto en medio de un diluvio.

“No hay memoria de una situación sanitaria tan alarmante y ello nos obliga a replantear permanentemente nuestras decisiones y planes. Todas las previsiones realizadas han cambiado por esta situación sanitaria absolutamente excepcional”, graficó ya con el peso del coronavirus.

La pandemia acecha a una provincia sin un presupuesto aprobado para 2020 y con una economía que se contraerá mucho más, según las proyecciones que el mismo Sáenz dio. El 80% de los ingresos de Salta provienen del Gobierno nacional.

El gobernador contó que desde que asumió encaró acciones de contención del gasto público. No obstante, el aumento del 30% a los docentes hasta julio -mucho más que la inflación estimada- incide en el margen para maniobrar, en especial ante este escenario impensado. Los docentes merecen ganar bien, eso es innegable. Pero en la balanza también debe pesar cómo se pueden administrar los recursos para generar desarrollo. Lograr que el Estado deje de ser un gran liquidador de sueldos. Sáenz lo dijo con claridad: recibió una provincia con un déficit de $1.144 millones.

Es más, remarcó que la salida es el crecimiento productivo. “Hoy nuestra gente se ve obligada a emigrar porque no hay generación de trabajo digno en el interior provincial y en la misma capital. En todas las cadenas de valor, de los distintos sectores, hay gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, como así también empresas de gran escala, que pueden desarrollarse. Desde la Puna hasta la región chaqueña, pasando por los Valles Calchaquíes y centrales, nuestra diversidad geográfica es propicia para el desarrollo de actividades agropecuarias, mineras, energéticas, turísticas y comerciales”. Cuando pase la tormenta tendrá que poner el acelerador para que no sea una oportunidad perdida.

Desde la Legislatura salteña Sáenz también dio un mensaje al presidente Alberto Fernández. Le agradeció la predisposición para asistir ante la crisis nutricional del norte. En este momento, justamente, el país precisa de la unidad política, más allá de las contiendas electorales pasadas o las huellas de la grieta. Además, confirmó que avanzará con la reforma de la Constitución de la Provincia para limitar los mandatos y garantizar la alternanciaEse parece ser el camino para evitar ese apego al poder que tuvieron varios intendentes del interior, que mantuvieron empantanadas localidades enteras en la pobreza. “Si me preguntan que quiero ¿por qué lucho? Les diría que por tener una Salta distinta”, afirmó Sáenz. Sabe que el tiempo evidenciará el resultado.

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